domingo, 20 de septiembre de 2009

Desarme y no proliferación




Día Internacional de la Paz (21 de septiembre)

Desarme y no proliferación


En 1981, la Asamblea General declaró que el día de la apertura de su período ordinario de sesiones en septiembre sería "proclamado y observado oficialmente como Día Internacional de la Paz, y dedicado a conmemorar y fortalecer los ideales de paz en cada nación y cada pueblo y entre ellos"(resolución 36/67). En 1998, la Asamblea reafirmó que la celebración del Día siguiera coincidiendo con el día de la apertura de su período ordinario de sesiones anual (resolución 52/232, de 4 de junio). En la resolución 55/282, de 7 de diciembre de 2001, la Asamblea General, decidió que a partir de 2002 se observara el Día Internacional de la Paz el 21 de septiembre de cada año. La Asamblea declaró que el Día se observaría como día de cesación del fuego y de no violencia a nivel mundial, invitando a todas las naciones y pueblos a respetar la cesación de hostilidades durante el Día. La Asamblea invitó a todos los Estados Miembros, a las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas, a las organizaciones regionales y no gubernamentales y a los particulares a celebrar de manera adecuada el Día, realizando, entre otras cosas, actividades educativas y de sensibilización de la opinión pública, y a colaborar con las Naciones Unidas en el establecimiento de una cesación del fuego a nivel mundial.



MENSAJE A LOS 100 DÍAS DE LA CELEBRACIÓN DEL DÍA INTERNACIONAL DE LA PAZ
13 de junio de 2009


El Día Internacional de la Paz, que se celebra anualmente el 21 de septiembre, es un llamamiento mundial a la cesación del fuego y a la no violencia. Es un día de reflexión sobre el horror y el costo de la guerra, así como sobre la conveniencia de resolver las controversias de manera pacífica. Este año aprovecharé la celebración de este importante día para pedir a los gobiernos y a los ciudadanos del mundo que centren su atención en las trascendentales cuestiones del desarme y la no proliferación nucleares.

El final de la guerra fría contribuyó a disipar la carga de una catástrofe nuclear que pesaba sobre una generación que había vivido bajo ese espectro desde el final de la segunda guerra mundial. No obstante, persiste la amenaza, como lo ponen de manifiesto sucesos recientes. A menos que actuemos decididamente en pro del desarme y la no proliferación nucleares, seguiremos afrontando amenazas derivadas de las armas nucleares existentes, así como nuevos riesgos de que más Estados, e incluso terroristas, adquieran y desplieguen dichas armas, con las cuales podrían aniquilar a millones de personas.

Este alarmante panorama se ve contrarrestado por el nuevo impulso que han dado los líderes mundiales a la cuestión de las armas nucleares. Los Estados Unidos y la Federación de Rusia han dado señales de un nuevo empeño en reducir sus arsenales nucleares. Además, la Conferencia de Desarme, de la que forman parte todos los Estados que poseen armas nucleares, puso fin recientemente a una situación de parálisis que se había prolongado durante un decenio y convino en abocarse a resolver algunas de las cuestiones clave relacionadas con el desarme y la no proliferación.

Debemos aprovechar ese impulso. Con ese propósito, hoy pongo en marcha la campaña ¡Fin a las armas! En los próximos 100 días, las Naciones Unidas y nuestros asociados en todo el mundo procurarán sensibilizar a la opinión pública acerca de los costos y peligros que realmente entrañan las armas nucleares. Entre hoy y el 21 de septiembre expondremos 100 motivos para el desarme, por Twitter, MySpace, Facebook, correo electrónico, mensajes de texto, radio y de boca en boca. También contribuirán a difundir este mensaje diversos personajes famosos. Por último, cuando celebremos el Día Internacional de la Paz con los líderes mundiales reunidos en Nueva York con motivo del sexagésimo cuarto período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, proclamaré este mensaje sencillo pero rotundo: ¡Debemos poner fin a las armas!


Propuesta de cinco puntos para el desarme nuclear del Secretario General Ban Ki-moon

  1. Todas las partes del Tratado de No Proliferación, en especial los estados que poseen armas nucleares, deben cumplir el requisito de participar en las negociaciones de desarme nuclear, que podrían centrarse en una convención o en un marco de acuerdos que prohíban las armas nucleares.
  2. Los estados que poseen armas nucleares podrían asegurar a los estados que no poseen armas nucleares que éstos últimos no serán el blanco del uso o amenaza de uso de armas nucleares.
  3. Los acuerdos y pactos existentes en cuanto a las armas nucleares (como por ejemplo, prohibición de los ensayos, zonas libres de armas nucleares y fortalecimiento de las salvaguardias) deberán ser aceptados por todos los estados y exigirse su cumplimiento.
  4. Las potencias nucleares podrían, además, aumentar la cantidad de información que publican acerca del tamaño de sus arsenales, las existencias de materiales fisionables y los logros específicos en cuanto al desarme.
  5. Resultan necesarias otras medidas complementarias, tales como la eliminación de otros tipos de armas de destrucción en masa, nuevas acciones en contra del terrorismo con armas de destrucción en masa, límites en cuanto a las armas convencionales, y nuevas prohibiciones sobre las armas, incluso misiles y armas espaciales.

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